¡A buenas horas, mangas verdes!
Lo empleamos para indicarle
a alguien que llega a destiempo para hacer algo. Es como decir “es
demasiado tarde para hacer algo”.
Su origen data del siglo XVI, cuando se
narraban las hazañas de la Santa Hermandad formado en 1476 por los Reyes Católicos.
Su vestimenta consistía en un chaleco de piel
que dejaba al descubierto las mangas de una camisa verde. La expresión
surge porque muchas veces este ejército no
llegaban a tiempo para evitar los altercados, por lo que la gente le reprobaba gritando
con menosprecio:
¡A buenas horas, mangas verdes!